El lenguaje para alcanzar objetivos
- Marinés Reiche
- 15 jun 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 23 may 2023
Las palabras que utilizamos pueden transformar, y el lenguaje modificar percepciones.
Ludwing Wittgestein en 1921, escribió,
“los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”.
¿Qué tan limitado es el nuestro y el de nuestras marcas o a quienes representamos como comunicadores y gestores?
El lenguaje se encuentra intrínsecamente ligado a las emociones, con cada palabra, sonido e inclusive silencio, transmitimos mensajes (no me refiero solo al silencio en la música). Las palabras negativas, provocan la liberación de cortisol (la hormona del estrés), y el emplear un lenguaje basado en expresiones negativas, se debilita la salud física y mental, lo contrario a uno motivador.
Hace más de 10 años, una charla con un psicólogo me planteó modificar técnicas y emplear teorías relativas a las terapias cognitivo – conductuales dentro de la gestión de marca...
Si nuestro lenguaje y comunicación se dirige a humanos, nuestra intención debe ser relativa a la edificación. Un lenguaje pobre y derrotista influye negativamente, sin embargo hay palabras inevitables, por suerte las matemáticas también nos han enseñado, el orden de los factores “puede alterar el resultado”.
Por ejemplo, es importante olvidar los peros, o siquiera, cambiarlos de lugar. Pasar de: “las proyecciones son fantásticas, pero lo has entregado tarde”, a: “lo has entregado tarde, pero las proyecciones son fantásticas”. Dejar lo negativo al final, hace que el mismo perdure, puesto que el pero anula lo anterior. Psicológicamente, contrarresta peso.
Dominar los tiempos verbales, también permite cambiar nuestras emociones, si en lugar del condicional, empleamos el futuro, lo hipotético se vuelve real. Es pasar de: “si tuviera vacaciones, me iría a la playa” a: “cuando tenga vacaciones, iré a la playa”. Al condicional le pertenece la duda, al futuro, la certeza. Ante ello, dominar los tiempos verbales correctamente, equivale a mantener las intenciones de nuestras expresiones dentro de diversos contextos.
Otras palabras importantes como: imposible o culpa, tienen sustitutos estimulantes y constructivos, que edifican, como: reto y responsabilidad. Al final, las palabras contienen energía y un significado específico. Cambiar el lenguaje, modifica la imagen y en aleatorio destruye o construye.
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