Mirémonos sin maquillaje cultural
- Marinés Reiche
- 10 may 2019
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 23 may 2023
Este artículo tiene su raíz en mis clases de historia, las he tenido por años, primero orientada a la arquitectura, luego al diseño, pasé por la escultura y ahora busco un enfoque más humanista. Pasando de una línea a otra, he investigando con más profundidad la filosofía y espiritualidad que nos transmiten diversas culturas, la cosmovisión y vivencias de personas que he conocido a través de los puentes del arte. Viajando y creando me he dado cuenta que ahora, tengo una sed intercultural. Hoy, se habla más que ayer sobre los derechos humanos, las relaciones entre ellos, y existe una exposición cada vez más evidente sobre las raíces y costumbres individuales y colectivas según el área a la que se creció o se formó, sin embargo la interculturalidad sin introspección, puede ser un maquillaje.
Un maquillaje de nuestras raíces, creencias e historia...
Aunque las trayectorias personales diverjan de la antropología en una gran mayoría, no debiesen de divergir de la filosofía al hablar de cultura y diversidad. Poco es más pobre en el ser humano, que su autoconocimiento. La diversidad de referentes en un mundo globalizado, cada vez atenta más al desconocimiento de identidad propia, y podemos apreciar esos reflejos en las identidades profesionales, de marca, de producto, de países, etc. Lo que me hace pensar, también es necesario globalizar hacia el interior y nunca perder la curiosidad hacia nuestro propio ser.
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